miércoles, 31 de diciembre de 2014

Capitulo 27

Cerraron las cortinas de un golpe, la oscuridad era total, ni un solo sonido, el olor a incienso y madera quemada enrarecía el ambiente. En un orden predeterminado y tomándose espacio de treinta segundos, uno a uno de los que estaban ahí reunidos fueron encendiendo sus cirios iluminando de forma terrible los rostros de los asistentes. Eran seis los que estaban ya en sus sitios y uno más que los observaba desde la parte de atrás del altar. Cada silla o templo, como se les llamaba, revelaba la verdadera naturaleza de su ocupante. Fajro los observó, centinelas y ejecutores intercalados, Inferno y Caelum en el mismo espacio. El tribunal estaba completo, sólo faltaba el guía máximo por tomar su sitio, quien vigilaba que todo fuera correcto se sorprendía en encontrar tan armónico aquel lugar de antagónicos. El primer templo a la derecha del altar tenía una apariencia horrenda, sin una forma definida se entrelazaban lo que pareciese ramas muertas de árboles color cenizos. Era un especie de capullo infernal, cada rama en su extremo llevaba grabado el rostro de una persona en terrible sufrimiento, como si quisieran escapar del centro de aquel templo, que era orgullosamente ocupado por Metus Nostrum, Inferno convencido de su doctrina pero que se había quedado dentro de la Institución a pesar de haber alcanzado el grado más alto de sabiduria por sentir que el mundo no estaba preparado aún para ella. El lugar a su derecha estaba ocupado por una bella mujer de cabellos rojizos, su templo estaba ubicado prácticamente al ras del suelo. Una sábana blanca enredada en tres palos de madera hacían de ese templo el menos ostentoso pero al mismo tiempo uno de los que más llamaban la atención de Fajro. Lo importante no era el templo si no quién lo ocupaba, Lune Nouvelle imponía respeto en aquel lugar, una Caelum consumada que vivía entre el mundo oculto y el cotidiano llenándolo todo de paz y orden.
Un sentimiento guardado en el alma lo molestó, Fajro se sentía contrariado en emociones, el profundo orgullo que le embargaba el ser un Deus Caelum y las responsabilidades que ello conllevaba, estaba en pugna con el cariño casi paternal que sentía por el miembro que esa tarde sería juzgado en ese mismo tribunal. Conocía bien el castigo por revelar o poner en peligro a la orden ante los ojos del mundo, sin embargo, no dejaba de pensar que en este caso específico se podría hacer una pequeña excepción, pero al mismo tiempo, su estricta formación le recordaba que debía ser implacable e imparcial si quería preservar la sociedad en completa clandestinidad como la habían hecho cientos de maestros antes que él. No podía ni debía de darse el lujo de ser débil. En un susurro y refirmándose a sí mismo su compromiso con la sociedad a la que le había entregado gran parte de su vida, externó El equilibrio es la base de todo lo que nos rodea, se debe de preservar en silente secreto la balanza que lo sostiene, el fin será eterno, el individuo fugaz.
La mirada de Fajro continuó su viaje a través de los templos posándose en el tercer personaje. Al verlo, un escalofrío le recorrió de pies a cabeza, sabía perfectamente cuál sería el veredicto que vendría del templo de Cruciatus Fidei quien, ataviado en completo luto, sonreía de una forma tenebrosa. Era un hombre extremadamente joven, había dejado la pubertad sólo algunos años atrás pero el conocimiento que poseía era impresionante. Era el último en haberse integrado a ese tribunal de penitencia pero, desde su llegada, su influencia había alcanzado los oídos de los maestros más experimentados volviendo su presencia y consejo algo absolutamente imprescindible. El joven Inferno, reconocido por su crueldad y su impresionante sangre fría, era el responsable de grandes cambios en el mundo en últimas fechas, específicamente en Oriente Medio y regiones aledañas, su influencia era palpable y comprobable.
A Fajro jamás le había parecido agradable, es más, despreciaba a ese Inferno, por ser todo lo que aborrecía, así también por el asco que le producía la satisfacción de este iluminado por el sufrimiento ajeno. Sin embargo, era necesario tener alguien así en una sociedad que dependía de mantenerse oculta y anónima para seguir llevando a cabo su propósito y visión. No quedaba más que aceptarlo y adaptarse igual que lo hacía el hombre más anciano del tribunal, un hombre chapado a la antigua. Vestía generalmente trajes caros de corte inglés y en vez de corbata, como era la usanza, él prefería un moñito de color rosa claro que lo hacía parecer de otro siglo, de tiempos antiguos. Lo distinguía un bigote bien cortado exageradamente negro que contrastaba con su escaso y completamente cano cabello, a pesar de su vestimenta de caballero y de las arrugas que cubrían su semblanza, aún se podía vislumbrar debajo de esas dos pobladas cejas el rostro de un niño que juega a ser mayor. Estar con él una tarde era diversión garantizada, risueño, alegre y dicharachero, lo llamaban Gentle Storm que significa “tormenta suave”, aun cuando él inicialmente había elegido su nombre oculto como el de Devastating Storm, nombre impactante, debido a su naturaleza tranquila y alegre parecía más bien un tranquilo chubasco a una tormenta devastadora, de ahí que fue necesario un pequeño ajuste. De todos los que estaban ahí reunidos era el más próximo a dar el salto, a dejar la sociedad que lo había visto crecer y aprender para convertirse en un maestro de su propia filosofía. Tenía muchísimos años preparando su gran obra y debido al gran arraigo que estaba suscitando su doctrina en América del Sur, por fin estaba dispuesto a arriesgarse.
Las luces de los cirios empezaron a bailar, una corriente de aire auguraba que la reunión estaba a punto de iniciar. Todos posaron su mirada en el altar, poco a poco una luz tenue fue iluminando el rostro semicubierto de Fajro, la seriedad en su mirada era de ultra tumba, la llama del cirio principal le acrecentaba las arrugas del rostro. Tomó un sorbo de la copa que tenía enfrente y  sin ningún preámbulo comenzó.
Henos nuevamente aquí, otra vez ante las puertas del destino, sujetando cautelosamente el hilo de la vida de quienes viven en la ignorancia, manteniéndolo constante y tenso. A quienes se nos ha encomendado mantener este balance perfecto, se nos ha demandado sostener una gran carga sobre nuestros hombros, carga que pesa más y más conforme pasan los años, pero al mismo caminar del tiempo se nos dan nuevas herramientas para soportarlo. La satisfacción del dolor mismo llena nuestras almas de orgullo, lamentablemente, existen entre nosotros quienes sucumben ante la tentación de los obstáculos olvidando su responsabilidad como iluminados y perdiéndose en la cotidianidad del ser simple y común las palabras que brotaban de sus labios comenzaron a dolerle en el alma, quería callar pero continuar era parte de su carga, su obligación como jerarca.
—Debemos de entendernos como seres superiores, que el fracaso jamás será permitido, las emociones terrenales, las pasiones y las vacilaciones no son bienvenidos en nuestros espíritus y en nuestro actuar. Somos más que sólo nosotros mismos, somos más que individuos, somos los hijos de la luz envueltos en tinieblas, somos Deus Caelum Inferno y, como tales, no debemos permitir que por ninguna razón el fin sea vulnerado, pues es más importante que nosotros mismos. Por esa razón, se ha convocado a este tribunal y más aún porque a todos nosotros nos une un nexo, un persona quien, por tropezar de nueva cuenta con una roca de su pasado, ha puesto en peligro la continuación del equilibrio sublime que hemos creado. Esa persona la conocemos bien, la hemos guiado, cuidado y forjado sin ser vistos, sin embargo, nuestro trabajo no estaría completo si permitiéramos que el curso que ha tomado esta historia terminara en tragedia, en perjuicio del fin mayor. Sabemos todos muy bien lo que marcan nuestros cánones, la deserción es impensable y más porque quedaríamos en peligro de ser expuestos, deberemos de contemplar el gran panorama que se impone el día de hoy ante nosotros y discernir cuál será nuestro proceder. Escucharemos el punto de vista de cada templo, lo analizaremos y dictaremos una resolución. Metus Nostrum, la palabra es tuya.
Mientras uno a uno de los iniciados discutían acaloradamente, Fajro se perdió en sus pensamientos y recuerdos. En su mente vio el rostro infantil de Abril, era bella desde pequeña, supo que había algo especial en los ojos de esa niña desde aquel día en que la tomó de la mano y la alejó a escondidas de sus padres. Ella probablemente no lo recordaba, bendita amnesia del infante, pero él no la olvidó y más porque se convirtió en su proyecto de vida. Poco a poco la pequeña fue dando muestras de grandes dotes, con cada prueba que Fajro le imponía a la distancia ella siempre salía avante, todo era casi perfecto, un aprendizaje más rápido de lo normal. La imposición de padre sustitutos obviamente de la sociedad, todo caminaba como debía de ser, inclusive aquella rebeldía que Fajro creyó pasajera, todo era perfecto hasta que llegó él. Eso le cambió la mente, la alejó del camino que le fue predestinado, ese muchacho con su estupidez del amor estuvo a punto de tirar todo por la borda. Claro que él no se dejó vencer, el gran Fajro no pierde ante nadie, lo intentó todo, mensajes ocultos en los textos que ella leía, situaciones que despertaran su curiosidad, inclusive en una ocasión, preso de rabia y celos, mandó a uno de sus más fieles discípulos a que la persuadieran, la convencieran, la arrastraran de vuelta si fuese necesario. Todo fue inútil y, como todas las cosas inexplicables de la vida, ella por su propia voluntad volvió, como el hijo pródigo. Fajro la recibió entre su mundo permitiéndole escalar más aprisa que lo acostumbrado, claro, todo esto tras bambalinas, nunca mostrando su rostro, solamente hasta el día que fue necesario, el día en que se selló su destino o más bien eso era lo que él creía. Esperaba que todo esto tuviera un final feliz, sin embargo, de un momento a otro sus pensamientos se esfumaron, sólo volvió a sus remembranzas para estrellarse de frente con la realidad. El veredicto estaba por ser anunciado, por lo que alcanzaba a percibir la sociedad no permitiría ninguna fuga de información, la única solución era clara. Uno a uno de los asistentes a aquella reunión clandestina expresaron su sentencia.
            Mortem dijo el primero.
-Mortemrepitió el siguiente.
Mortem una vez más.
Fajro sentía que un vacío se abría bajo sus pies, el sentimiento era nuevo para él y no le agradaba en lo absoluto. Su garganta se secó por completo, sentía que una transpiración helada recorrí su espalda, debía de hacer algo, la ansiedad lo empezó a corroer.
Vitam dijo con voz apagada Lune Nouvelle cuya compasión era infinita. Con esta primera sentencia absolutoria, una esperanza crecía dentro de Fajro.
Vitam de nuevo una resolución favorable, Fajro se sintió más tranquilo. Si el siguiente que hablara dijera la palabra que le permitiera a Abril vivir, él, como jefe de ese tribunal, tendría el voto de calidad y decidiría de forma positiva para el futuro de su protegida.
Mortem al escuchar la sentencia, Fajro se levantó ante sus pares, mirándolos con ojos desorbitados, recorrió cada uno de los rostros. Había perdido la compostura, con voz imperante que escondía un dejo de pánico tras de sí habló:
Hermanos, hermanas… ¿Cuál es el uso que le podemos dar a un trozo de carne inerte y sin vida? ¿De qué nos sirve erigir una gran escultura solamente para destruirla a la luz de una pequeña imperfección? Estoy de acuerdo con ustedes, se debe de pagar un castigo ejemplar por el incumplimiento a las reglas de la sociedad que representamos, sin embargo, protesto porque creo que nos es de más utilidad viva que muerta. Lo que ha hecho no es un daño irreparable, incluso, la situación que hoy nos atormenta puede ser manejada en nuestro beneficio Fajro guardó silencio por unos instantes tratando de leer en las caras de sus interlocutores, sus reacciones. Nadie habló, el respeto al más experimentado Deus Caelum Inferno del lugar era evidente, solamente Crusiatus Fidei se revolvió en su templo un tanto molesto. Fajro, al cerciorase que la atención era absoluta, continuó:
Les propongo los siguiente, dejemos en manos de la disidente la elección  Metus Nostrum enderezó el cuerpo como para rebatir la locura que estaba escuchando, No me mal interpreten, no usurpará nuestras funciones, la propuesta es tan sencilla como trascendental. Será la última prueba de esta joven Inferno, su último escalón y, al darlo, también dará la máxima prueba de fidelidad hacia nosotros Fajro adivinó el desconcierto de los demás y se apresuró a concluir antes de que alguien le arrebatara la palabra, como les dije, es sumamente sencillo. La sentencia es la siguiente, sólo se le permitirá vivir a uno de los dos involucrados. Será la vida de él por la de ella y así quedará en silencio lo que pueda conocer sobre nosotros o la vida de ella por la de él, de esta forma, lo que sepa será información nula de un loco que muere por amor al decir esto, el rostro de Fajro se iluminó, casi por accidente había encontrado una solución que le permitiría, por fin, liberarse de ese hombre que había intervenido en sus planes y al mismo tiempo catapultaría a Abril como una Deus Caelum Inferno consumada.
Me parece brillante, maestro. Sólo quisiera hacer una pequeña variación a su sentencia comentó Cruciatus Fidei como si supiera de los sentimientos de Fajro y disfrutando del momento, concluyó La muerte no debe de ser llevada a cabo por un ejecutor, como es nuestra costumbre. La muerte, ya sea la propia o la del externo, debe de ser ejecutada por la misma Inferno que ha sido juzgada en este día—. 
Fajro, con la mirada completamente perdida sabiendo el terrible destino que acaba de marcar para Abril, rezó en forma de conclusión lo mismo que decía cuando el juicio había terminado.

Así será.


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